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El buenismo social 25 abr 2012 08:48 Placido Guardiola

«¡Toma Carrasco del frasco!»


La justicia social es una cosa, el buenismo social otra bien distinta. No hay justicia social con los ciudadanos que pagan religiosamente sus impuestos, ni con los trabajadores y empresarios que sostienen con sus cuotas nuestro maltrecho Sistema de Salud, cuando la dejadez e ineficacia de gobiernos y políticos de turno han permitido que un inmigrante ilegal, tenga todos los derechos sanitarios. Si es ilegal ¿cómo se le pueden reconocer los derechos legales? ¿Acaso no estamos en un Estado de Derecho? ¿Acaso no son los gobernantes quienes deben velar por el cumplimiento de la legalidad? ¿Por qué han cometido una ilegalidad sobre otra nuestros legisladores?.
Eso, por no hablarles ahora de que unos, también los otros, para descongestionar la avalancha en Canarias, los montaban en un avión en Tenerife y los traían a San Javier donde les daban un bocadillo y diez euros para que se buscaran la vida.
Lo nuestro, es cuando menos Kafkiano, digno de una de sus novelas. Ayer mismo, daba cuenta El Mundo de la denuncia del actual Consejero de Sanidad de Castilla-La Mancha, quien señala que estamos pagando la asistencia médica a rumanos que trabajaron una temporada en España en la construcción, obtuvieron la tarjeta sanitaria española y con ella la europea, retornaron a sus países (algunos con ayudas por hacerlo), y ahora, nos pasan la factura de la asistencia que reciben en su país de origen.
Ayer mismo también, cuando se debatía en el congreso el recorte sanitario mediante el cual se retirará la cartilla sanitaria a los inmigrantes ilegales, el portavoz socialista Rubalcaba dijo que: «Quitar la asistencia sanitaria a inmigrantes irregulares es xenófobo». Sólo se me ocurre una expresión ¡Grandioso! ¡Sublime! Por ser Rubalcaba tan fino y delicado no habla de emigrantes «ilegales» sino de «irregulares».
Aunque estoy de acuerdo con él en una parte de sus afirmaciones, será una medida ineficaz, pues no se les niega la posibilidad de acudir a urgencias, con lo cual las saturaremos para curar resfriados de «inmigrantes irregulares» (seré tan fino como Rubalcaba).
¿Qué quieren que les diga? A mi esto me parece muy, pero que bien; siempre que lo paguen quienes lo defienden de sus bolsillos o, al menos, que se nos consulte a los pagandi. Lo demás, Sr. Rubalcaba, es precisamente lo que hemos venido haciendo. Es decir, «buenismo social» a costa del: ¡Ya pagará alguien!. Y, eso, es fruto de una demagogia supina, una irresponsabilidad astronómica y una ineficacia absoluta que nos ha conducido a este caos.

5 comentarios :

  1. ¡Y yo que pensaba que la asistencia sanitaria era uno de los derechos humanos! Qué utópico que soy.
    Si las leyes fallan, culpemos a quienes las hacen y no a quienes se aprovechan de ellas (con mala intención o no).

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  2. ninguna persona puede ser ilegal..

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    1. Estás equivocado, solo el ser humano puede ser legar o ilegal, pues las leyes son fruto del desarrollo civilizador del hombre, las inventó para regular la vida social. La legalidad tiene como objeto dirimir los conflictos entre los hombres de forma no violenta que presenta el día a día. Las leyes, por tanto no son aplicables a objetos, animales o naturaleza, sólo lo son a la acción del hombre. Otro tema bien distinto es que una ley pueda ser injusta, mala o equivocada para esos fines.
      Ser legal o ilegal, tampoco representa ningún calificativo peyorativo o elogioso de nada. Es decir, ser «ilegal» no significa ser amoral o malo ni lo contrario, pues son las leyes al ser producto humano, las que pueden ser justas o injustas moralmente buenas o inhumanas. En este sentido el «ilegal» que se subleva contra una ley injusta, desde el punto de vista ético es una persona buena y bondadosa. Por el contrario, el «legal» que se somete sin rechistar a leyes a sabiendas injustas e inhumanas seria malo.
      Por lo que en nuestro caso, aplicar el calificativo «ilegal» a una persona inmigrante sólo significa que no cumple la norma legal, es decir, entrar en el país de forma indebida según nuestra legislación, pero amigo mío, para entrar en cualquier parte hay que cumplir unos requisitos.

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  3. Tu filosofía conduce directamente a Auschwitz. Háztelo mirar.

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  4. ¿Tu crees? El buenismo útopico tambien conduce al Gulag ¡ojo!

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