Anteanoche, en muchas ciudades y pueblos de España, sonaron tracas y petardos y ninguna era para celebrar triunfos propios; sino para festejar la derrotas ajenas. Anoche, en esas mismas ciudades y pueblos, volvieron a prenderse nuevas tracas. Tampoco en esta ocasión celebraban victorias conseguidas, de nuevo eran para celebrar desgracias de otros.
Hoy la media España « la cule» festeja que no se clasificó el Real Madrid, la otra media «la merengue» hizo lo mismo un día antes; por tanto, España entera está hoy contenta. Los unos y los otros gozamos del entusiasmo por contemplar el fracaso del contrario.
Nada enturbia nuestro gozo y alegría, ni la crisis, ni la prima de riesgo, ni los recortes... Nada absolutamente nada, nos produce mayor goce que hacer chanzas y chistes del contrario que, como los nuestros, se han hundido en la miseria de la Champios League al igual que nosotros.
¡Dios que país el nuestro! ¡La leche que nos dieron a todos!
Quizá seamos todos algo cainitas; pero los beneficiarios del cainismo son sólo los que lo promueven: Real Madrid y Barcelona, californios y marrajos, PP y PSOE...
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