«Para que a tu hijo le salgan las cuentas del rescate»
Los bancos, hijo mío, son igual que cualquier comercio, ellos
venden dinero en vez de productos; pero como el dinero no tiene ningún valor salvo el de la credibilidad que le damos y reconocemos (pensar cuanto puede valer realmente el papel y la tinta de un billete de 500 € y comprenderéis cuanto os digo), los bancos son los únicos comercios que pueden vender una mercancía que no tienen en sus estanterías, crean dinero inexistente. Todo el mundo cree que dan los billetes que tienen; pero no es así. Piensa que el 90% de sus operaciones dinerarias se hacen simplemente confirmando en un ordenador que una cantidad enorme de dinero se ha traspasado de un número de cuenta a otro; sin embargo, todos creemos que son solventes y responden por lo que dan con los depósitos de billetes en sus cajas fuertes o propiedades.
Los gobiernos de todos los países a través de los Bancos Nacionales autorizan estas prácticas hasta un límite, que al estallar la crisis, permitía a los establecimientos bancarios prestar cerca de 400 veces más de lo que realmente tenían.
Como cualquier comercio su negocio está en comprar mercancía (dinero en este caso), para venderlo después algo más cara. El beneficio sale de pagar menos intereses por el dinero que dejamos en nuestras cartillas o depósitos al banco que el que pagaríamos si solicitamos dinero a la misma entidad.
Cuando entramos en el Euro, los bancos podían recibir dinero procedente del BCE y otros países a muy bajo interés, mucho más barato que el que pagaban a las cartillas de ahorros y particulares dispuestos a depositarlo en sus oficinas, de ahí que bajaran los tipos de interés que pagaban a sus depositantes hasta cantidades ridículas.
El dinero estaba muy barato y los ahorradores no recibían la suficiente recompensa por depositar su dinero. Unos y otros buscaban como rentabilizar aquel dinero que costaba tan barato.
Las casas, los pisos, los solares eran un buen atractivo, estos no son como los billetes, pues tienen un valor real, por lo que todos se lanzaron a comprar viviendas y terrenos. La demanda era tan grande que no se daba abasto, y el valor de un piso, una casa se doblaba o triplicaba en menos de un año.
Los bancos pensaron que se podía prestar el dinero a cualquiera (aun que fuese insolvente), q
ue más daba, si no pagaba la hipoteca se quedaban con la casa que, al siguiente año, valdría mucho más de lo que la valoraron, durante el tiempo que pague intereses seguían ganado dinero. Era tan grande esa locura que, muchos trabajadores, pedían dinero para la entrada de un piso que compraban aún sin comenzar las obras y vendían a los tres meses por 12.000 u 18.000 euros más ganando en estas operaciones más que con su propio sueldo.
Mediante este proceso,
los Bancos se hicieron con la mayoría de casas y solares de nuestro país, unas veces por financiar al constructor, otras, por ejecutar la hipoteca a un particular al que le habían prestado dinero.
Pero ahora sobran viviendas, nadie las demanda y los solares nadie quiere construirlos para quedarse con viviendas vacías. Como prestaron mucho más dinero del que tenían para pagar viviendas, haciéndolo además a precios astronómicos, los bancos son ahora una auténtica ruina, ni siquiera tienen para responder ante los depósitos de sus cartillas.
La solución sería devolver el valor real a las viviendas; pero eso asusta a todo el mundo, al que tiene sus ahorros depositados en el banco que está en la ruina (quiebra técnica), a los Gobiernos por el desastre social que eso supondría, a empresarios y emprendedores que ahora se les niega el crédito. También a quien tendrá que seguir pagando su hipoteca a 30 años por su vivienda valorada en más de 100.000 euros y que hoy no vendería ni por la mitad… Asusta a todos, porque mientras esto sucede, siguen cerrando empresas, no se abren nuevas, aumenta el paro, disminuyen los ingresos de los impuestos y el Estado recorta prestaciones.
El Gobierno ya no tienen recursos (por su propia deuda y derroche, por la subida del pago de subsidios del paro, por la caída de sus ingresos ante la crisis…), por eso pide a la UE el dinero que cubra los descubiertos de nuestros bancos. Nos cuenta que los bancos devolverán ese dinero; pero quiere ocultar que quien avala y paga los intereses es el propio Estado, somos todos nosotros. Dice que no es un rescate que es un préstamo bancario a unos intereses muy favorables; al mismo tiempo con ello niega su propia incapacidad, su auténtica situación de quiebra.
La realidad, hijo, es que aunque quiera cubrir el agujero bancario del ladrillo no tiene dinero ni crédito para hacerlo, de ahí que acuda al préstamo a los bancos y al rescate de su propia ruina.
Lo que ahora hace el gobierno supone que tu, hijo mío, debes 1250 €, otros 400 € por lo de Bankia a lo que tendrás que añadir otros tantos de la deuda del propio Estado. Hazte la idea que debes algo más de 3000 euros y que deberás pagar con sus intereses (aunque sean ventajosos), en los próximos años de tu paga mensual de 50€, con ellos debes pagar tus gastos, la amortización de la deuda y sus intereses. Y
comienza a rezar al Cristo de la Columna para que yo pueda seguir manteniendo esa paga mensual durante ese tiempo, pues seguramente te la tendré que recortar.
Eso, hijo mío, es lo que hay y lo que sucedió ayer.