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La vacuna que nos salva de la COVID 25 sept 2021 20:04 Placido Guardiola

«La efectividad de la vacuna»
La verdad oficial, aquella que confirma una inmensa mayoría de españoles en estos momentos, es que gracias a la vacunación estamos superando la pandemia de COVD-19. Este convencimiento esta tan oficializado y extendido que quienes sostienen lo contrario rápidamente son señalados, denunciados, silenciados, aislados y etiquetados como «negacionistas», «piraos», «chalaos», «locos»… En fin, de cualquier cosa menos de personas que están en sus cabales. En todos los países hay una minoría que está contra la vacuna bajo mil argumentos diferentes, algunos muy pintorescos que van desde la afirmación de que los vacunados quedan cargados magnéticamente y sobre su piel se adhieren cubiertos y objetos metálicos, hasta quienes afirman que con la vacuna nos inyectan un microchip para controlarnos, también están los que afirman que con ella cambian nuestro ADN haciéndonos más dóciles. 
Por otra parte están quienes con argumentos, estos ya más serios y procedentes de profesionales del mundo de la medicina y biología, indican que la vacuna no ha demostrado su eficacia y que al día de hoy desconocemos sus efectos a largo plazo sobre nuestro sistema inmunológico. Pero también a estos últimos se les silencia, expulsa de colectivos profesionales o se intenta ningunear. Hace apenas unos días el estado de Israel que, cuyo gobierno fue precisamente el primero en lograr vacunar a todo su país a nivel de inmunidad de rebaño (es decir más del 60% de la población), ha encargado un estudio sobre la efectividad de las vacuna según afirmaba la agencia Europapress. Fruto de esta y otras investigaciones ofrecen resultados dispares: así mientras noticias como la antes reseñada de Europapress afirman que la efectividad de la vacuna decae, otros como la Agencia EFE informaba que una tercera dosis en personas mayores de 60 aumenta su efectividad hasta el 86%. Curiosamente, por cierto, a esta necesidad de administrar una tercera dosis, los gobiernos raudos y veloces, le han prestado mucha más atención. De hecho, ya están administrándola bastantes de ellos. Por el contrario, parecen ignorar aquellas conclusiones que indican que las dos dosis de vacunas administradas pierden efectividad ante el SARS-CoV-2. Sea como fuere, medir la efectividad de una vacuna es algo muy complejo Pues es difícil comparar los grupos sometidos a investigación, vacunados y no vacunados. Ambos deben ser homogéneos y homólogos en un sinfín de variables de salud, edad, hábitos, etc. y a los no vacunados además habría que inyectarles un placebo a fin de que tampoco ese efecto de saberse o no vacunado influyera. Seguramente por ello no tenemos al dia de hoy un riguroso estudio sobre la efectividad. Pero aun a riesgo de saber que son muchas las variables que pueden explicar los datos que mostramos más adelante, estos nos deberían hacer reflexionar seriamente sobre la efectividad de la vacuna.
«"¿Cómo es posible que con una vacunación a nivel de inmunidad de rebaño tengamos más del triple de infectados y de fallecidos?"...»
Curiosamente, durante el mes de Agosto del pasado año 2020, cuando ningún español estaba vacunado, se infectaron 174.336 personas y murieron 707: En el mismo mes de agosto, en este año, con el 63% al 70% de población vacunada ( el 70% de vacunados lo alcanzamos, precisamente, el 31 de Agosto) los infectados fueron 408.021 y los fallecidos de 2.754. En otras palabras ¿Cómo es posible que con una vacunación a nivel de inmunidad de rebaño tengamos más del triple de infectados y de fallecidos?. No me cabe duda que hay muchas causas, además de la mayor o menor efectividad de la vacuna, que pueden explicar el que a pesar de la vacuna hayamos más que triplicado las cifras de infectados y fallecidos. Entre ellas se me ocurre la relajación de la ciudadanía crédula ante los mensajes oficiales emitidos por las autoridades del gobierno. Ya saben la noticia que nos daba la ministra de Sanidad Carolina Díaz, al iniciarse el verano: “Las mascarillas dejan paso a las sonrisas” (vean Uds. Mismos la noticia aquí) para dar la noticia de que el Consejo de Ministros del  gobierno aprobaba por unanimidad eliminar el uso obligatoria de las mascarillas en las calles.
«"Carolina Díaz: Las mascarillas dejan paso a las sonrisas "...»
Por su parte, nuestro Vacuneitor particular y Presidente de Gobierno Pedro Sánchez afirmaba con rotundidad en una sesión de control al gobierno del 10 de junio :”Hemos vencido al virus”. Ante tales buenísimas noticias no es de extrañar que las buenas gentes de a pie relajasen totalmente sus costumbres, abandonasen sus miedos y se apresuraran a volver a una normalidad inexistente que nos ha golpeado con mayor crudeza. Pero eso que les acabo de narrar son verdades oficiales, lo son como la afirmación en rotundidad que la vacuna es la solución que nos salva del abismo de la pandemia. Lo otro, ya lo saben Uds., es pura conspiranoica. 
No voy a ser yo quien afirme cual es el grado de eficacia de las vacunas, soy sociólogo no médico ni virólogo. Pero como sociólogo si afirmo que las conductas sociales que desarrollamos facilitan o dificultan la propagación del COVID, que desde los mensajes triunfalistas y muchas veces contradictorios de nuestros expertos y gobernantes se ha inducido a comportamientos de la ciudadanía que han sido contraproducentes y dañinos para luchar contra la pandemia. Y, una afirmación más en cuanto a la creencia difundida y extendida desde los medios oficiales: Los ciudadanos, independientemente de que estemos a favor o en contra de la vacuna y estemos o no vacunados, deberíamos ser al menos más prudentes al valorar su efectividad
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Cuando David venció a Goliat 9 sept 2021 14:44 Placido Guardiola

 

Una victoria pírrica que nos conduce al desastre de nuestro ecosistema.



A punto de cumplirse la épica victoria del David jumillano Pascual Carrion, una victoria por la que el Tribunal Superior de Justicia de Murcia anulaba el plan parcial de la urbanización «Santa Ana del monte Jumilla-Golf»; es el momento de preguntarse sí realmente el pequeño pastor derribo al gigante Goliat.

Todos vimos con alivio que por una vez la justicia daba la razón al débil

La sentencia del tribunal, tumbaba el proyecto de construcción de unas  15.000 viviendas y el campo del golf, bajo el argumento de la escasez de agua para abastecer una población equivalente a la que Jumilla mantenía por entonces. Todos vimos con alivio que por una vez la justicia daba la razón al débil, en este caso a Pascual que, por aquel entonces, cumplía 60 años y pretendía terminar sus días cuidando de sus 300 cabras y ovejas como venía haciendo toda su vida. Por una vez David había vencido a Goliat como titulaban algunos medios de comunicación nacional como el Idealista/News  o el blog de 20 Minutos que titulaba El David de Jumilla vence al Goliat de las urbanizaciones . Todo auguraba un final feliz para nuestro pequeño pastos, para nuestros recursos hídricos y nuestro ecosistema.



Al poco tiempo descubrimos que no sólo se derivaban bondades de aquella sentencia, por lo pronto como si de daños colaterales se tratara, empezaron a aparecer los damnificados de la victoria. Resulta que un buen número de familias locales y foráneas habían comprado ya viviendas y de pronto por la paralización de las obras veían como el dinero a cuenta corría el peligro de perderse. Un buen número de hectáreas en las que se había comenzado a urbanizar, quedaban arruinadas por cimentaciones de hormigón inutilizando así sus dos usos; el de futuro como urbano, y del pasado como agrícola. Desde entonces hasta hoy aquellas algo más de 30 hectáreas han permanecido inertes como un enorme erial salpicado por alguna torre y resto de urbanización.



Gastaremos un agua que no tenemos, que es cada día más escasa y de paso contaminaremos los acuiferos

Pero ahora, el aparente abandono se ha visto roto por la irrupción de maquinaria pesada construyendo embalses de riego, despedregando la zona y canalizado las tuberías de riego localizado por goteo. Las grandes empresas hortofrutícolas no han tardado en encontrar terrenos y agua (la que no había para uso urbano) para cultivar bajo el sol ardiente del altiplano jumillano tres cosechas anuales de lechuga, brócoli y espinacas. Ya no gastaremos un agua escasa en regar césped y abastecer unas viviendas donde ingleses habidos de sol vendrán a pasar los inviernos. No, por el contrario, regaremos con tres veces más gasto de un agua escasa en subsuelo jumillano una agricultura intensiva que utiliza grandes cantidades de productos nitrogenados para abastecer las gargantas de los grandes mercados de superficie del sector agroalimentario. De paso, como el que no quiere la cosa, gastaremos un agua que no tenemos, que es cada día más escasa y a la que la propia sentencia que tiró para atrás aquella urbanización, recurría como argumento para justificar su decisión; al mismo tiempo los lixiviados que producen los abonos utilizados terminarán contaminando y envenenando el subsuelo del cual proceden.



No es ciencia ficción, mientras los murcianos horrorizados  por la muerte al toneladas de pececillo en  la laguna del Mar Menor, recogen firmas para dotar de personalidad jurídica a la laguna: mientras esto ocurre, y como consecuencia de esa misma agricultura hortofrutícola intensiva, ignoran que miles de personas que habitan el altiplano comienzan a envenenarse por idéntico proceso.

Hoy en Septiembre de 2021, cuando apenas atisbamos a ver los nuevos usos de estas tierras, fruto de la pírrica victoria de nuestro David particular, cabe preguntarse seriamente: ¿De verdad David venció a Goliat?

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