«¿Por qué no se castiga la corrupción?»
Estimado especialista en el estudio de las conductas sociales, de la vida de los grupos humanos, de los “individuos colectivos”. Desde hace tiempo vengo preguntándome por qué los ciudadanos siguen votando mayoritariamente a partidos políticos que tienen tras de sí una retahíla de errores, mentiras, engaños e incluso delincuentes entre sus altos dirigentes (que lógicamente cesan para decir luego que “ese ya no pertenece” por lo que no tengo nada que ver). Convergencia en Cataluña, el PP en Madrid, Murcia, Galicia, Comunidad Valenciana y España, o el PSOE en Andalucía, son algunos ejemplos.
Hoy quiero centrarme en las expectativas de voto para el PP para las próximas elecciones generales del 26-J. A día de hoy, parece increíble que en un momento en el que al PP se le acumulan innumerables casos en los juzgados, en que el candidato Rajoy viene de darle plantón a la Jefatura del Estado porque no quería molestarse en aglutinar una mayoría (aunque fuera minoritaria) para formar gobierno, en que ese mismo candidato dice ahora que no le gusta debatir con los demás porque es algo que hay que preparárselo y tal (!!!!!), que cuando habla para los españoles dice que va a bajar los impuestos (miente, no es nuevo, ya lo dijo antes y los subió) pero cuando escribe al gobierno europeo le dice que hará los recortes que sean necesarios, que plantea una campaña electoral para que vean a los adversarios como “monstruos que se cometan a nuestros hijos”, que tiene que depositar una fianza de 1,2 millones de euros como partido responsable civil subsidiario de las irregularidades en las obras de su Sede en Madrid. Después del inmenso entramado mafioso en las tres provincias valencianas y sus Ayuntamientos gobernados por el PP, del robo sistemático en el manejo de los dineros públicos en Valencia, Murcia y Madrid. Después de todo eso, las expectativas son que el PP va a ser el partido con más escaños en el Congreso y el Senado.
Estimado sociólogo de guardia, necesito una explicación, y creo que muchos paisanos también. No me lo explico por miedo en el planteamiento de “o con el PP o el caos” porque se ha visto en estos últimos cuatro años que el paro está prácticamente igual, la deuda se ha disparado, los servicios y los derechos se han recortado, las reformas estructurales del modelo económico no se han hecho, los impuestos han subido para la inmensa mayoría, etc. No es sitio para enumerar todo, ni dar la explicación de por qué han mejorado algunos parámetros: prima de riesgo, intereses, etc. en su mayor parte atribuible a factores externos (como ocurre casi siempre, incluida la crisis en la que estamos, por mucho que se diga que la razón fuera que Zapatero no reconoció a tiempo la crisis, simplificaciones para uso doméstico). No me explico cómo el voto fiel del PP tiene esas tragaderas para con el descontrol en el manejo de los dineros que han demostrado sus gobernantes. No me explico la falta de castigo (aunque fuera temporal) en las urnas entregando el voto a otras formaciones políticas equivalentes, incluso eligiendo la abstención o el voto en blanco. ¿O es que existe el política el síndrome de Estocolmo?
Estimado sociólogo de guardia, cómo es posible que formaciones políticas como UPyD, que han demostrado en muchas ocasiones su voluntad de poner contra las cuerdas a los chorizos y mangantes (Bankia, Tarjetas Black, Clan Pujol, destrucción de discos duros de Bárcenas, cursos de Formación en Andalucía, “compra de noticias” por el Gobierno Vasco, Caja Burgos, Caja Segovia, Banca Cívica,….) y los ciudadanos les niegan la recompensa a tanto interés y aciertos. O incluso por qué PSOE y Ciudadanos se mantienen o bajan en expectativa de voto, a pesar de haber demostrado que querían esforzarse en que la cuerda de las instituciones no se tensara (o yo o el caos de Rajoy) partiendo de acuerdos donde siempre habrá renuncias, pero que pusieron la cuenta atrás de las elecciones en marcha.
Estimado sociólogo de guardia, qué enseñan en las Facultades de Periodismo, para que se hayan olvidado de su labor pedagógica a la ciudadanía, para convertirse en entramados de apoyo a grupos u objetivos que nadie, democráticamente, ha decidido. Estimado sociólogo y paisanos que hayan leído esta reflexión, no me cabe más que decir alto, claro y por enésima vez, que al partido que mete la pata hay que castigarlo, no se le puede dar el voto (disculpo al militante, por pura congruencia). De lo contrario lo van a interpretar como un apoyo a su manera (delictiva) de proceder, como una recompensa y, evidentemente nunca pensarán en modificar su comportamiento.
P.D.: En cada convocatoria de elecciones, el votante es el que educa al político: si votas al corrupto seguirá robando, si votas al honrado todo el mundo tomará nota y copiará ese comportamiento.
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Hoy quiero centrarme en las expectativas de voto para el PP para las próximas elecciones generales del 26-J. A día de hoy, parece increíble que en un momento en el que al PP se le acumulan innumerables casos en los juzgados, en que el candidato Rajoy viene de darle plantón a la Jefatura del Estado porque no quería molestarse en aglutinar una mayoría (aunque fuera minoritaria) para formar gobierno, en que ese mismo candidato dice ahora que no le gusta debatir con los demás porque es algo que hay que preparárselo y tal (!!!!!), que cuando habla para los españoles dice que va a bajar los impuestos (miente, no es nuevo, ya lo dijo antes y los subió) pero cuando escribe al gobierno europeo le dice que hará los recortes que sean necesarios, que plantea una campaña electoral para que vean a los adversarios como “monstruos que se cometan a nuestros hijos”, que tiene que depositar una fianza de 1,2 millones de euros como partido responsable civil subsidiario de las irregularidades en las obras de su Sede en Madrid. Después del inmenso entramado mafioso en las tres provincias valencianas y sus Ayuntamientos gobernados por el PP, del robo sistemático en el manejo de los dineros públicos en Valencia, Murcia y Madrid. Después de todo eso, las expectativas son que el PP va a ser el partido con más escaños en el Congreso y el Senado.
Estimado sociólogo de guardia, necesito una explicación, y creo que muchos paisanos también. No me lo explico por miedo en el planteamiento de “o con el PP o el caos” porque se ha visto en estos últimos cuatro años que el paro está prácticamente igual, la deuda se ha disparado, los servicios y los derechos se han recortado, las reformas estructurales del modelo económico no se han hecho, los impuestos han subido para la inmensa mayoría, etc. No es sitio para enumerar todo, ni dar la explicación de por qué han mejorado algunos parámetros: prima de riesgo, intereses, etc. en su mayor parte atribuible a factores externos (como ocurre casi siempre, incluida la crisis en la que estamos, por mucho que se diga que la razón fuera que Zapatero no reconoció a tiempo la crisis, simplificaciones para uso doméstico). No me explico cómo el voto fiel del PP tiene esas tragaderas para con el descontrol en el manejo de los dineros que han demostrado sus gobernantes. No me explico la falta de castigo (aunque fuera temporal) en las urnas entregando el voto a otras formaciones políticas equivalentes, incluso eligiendo la abstención o el voto en blanco. ¿O es que existe el política el síndrome de Estocolmo?
Estimado sociólogo de guardia, cómo es posible que formaciones políticas como UPyD, que han demostrado en muchas ocasiones su voluntad de poner contra las cuerdas a los chorizos y mangantes (Bankia, Tarjetas Black, Clan Pujol, destrucción de discos duros de Bárcenas, cursos de Formación en Andalucía, “compra de noticias” por el Gobierno Vasco, Caja Burgos, Caja Segovia, Banca Cívica,….) y los ciudadanos les niegan la recompensa a tanto interés y aciertos. O incluso por qué PSOE y Ciudadanos se mantienen o bajan en expectativa de voto, a pesar de haber demostrado que querían esforzarse en que la cuerda de las instituciones no se tensara (o yo o el caos de Rajoy) partiendo de acuerdos donde siempre habrá renuncias, pero que pusieron la cuenta atrás de las elecciones en marcha.
Estimado sociólogo de guardia, qué enseñan en las Facultades de Periodismo, para que se hayan olvidado de su labor pedagógica a la ciudadanía, para convertirse en entramados de apoyo a grupos u objetivos que nadie, democráticamente, ha decidido. Estimado sociólogo y paisanos que hayan leído esta reflexión, no me cabe más que decir alto, claro y por enésima vez, que al partido que mete la pata hay que castigarlo, no se le puede dar el voto (disculpo al militante, por pura congruencia). De lo contrario lo van a interpretar como un apoyo a su manera (delictiva) de proceder, como una recompensa y, evidentemente nunca pensarán en modificar su comportamiento.
P.D.: En cada convocatoria de elecciones, el votante es el que educa al político: si votas al corrupto seguirá robando, si votas al honrado todo el mundo tomará nota y copiará ese comportamiento.