Casi a mitad del actual trayecto Legislativo, al Partido Popular le puede la impaciencia, las ganas, el deseo, la prisa, la urgencia, la prontitud…La ceguera que produce el ansia de lo que se desea y no se tiene. Les hierve la sangre y se desesperan por lo lento que transcurre el tiempo, y piensan, que con lo que se lleva trillado, todavía les quedan más de dos años para ver si lo consiguen. A ellos les importa poco lo de la crisis y los millones de parados, el único interés que muestran en el asunto es ver el rédito electoral que pueda suponerles. Allí donde no pueden arañar votos, como es el caso de la lucha antiterrorista, ni se les oye, aunque sean palabras de aliento, para las Fuerzas de Seguridad del Estado. Practican la hipocresía por dogma y su única meta es llegar a la Moncloa a cualquier precio. Rajoy – y con él, sus nenas – sabe que es su tercera y ultima oportunidad, y se juega su futuro político en el evento electoral. Sabe que los enemigos los tiene dentro del su propio partido, y que otra derrota lo mandaría de Registrador de la Propiedad a Santa Pola, que es donde tiene la plaza. Según los últimos sondeos, si mañana se celebrasen elecciones, el PP las ganaría, casi rozando la mayoría absoluta, y miren como se han puesto, que no caben en si de júbilo y gozo. Sin embargo no tienen en cuenta otros sondeos que se han hecho a la sociedad, sobre la necesidad de un Pacto de Estado entre todas las fuerzas políticas, para superar la crisis, y que la sociedad ha contestado mayoritariamente que si. Como solamente actúan en clave electoral, no les interesa que los problemas puedan solucionarsen; para el PP, cuanto peor le valla a los españoles mejor les ira a ellos. Solo tienen palabras huecas que sirven de titulares a la prensa afín, y no plantean soluciones o alternativas reales, a los problemas que tiene la sociedad, y que en parte, ellos originaron en los años de Aznar y su modelo económico. Aquel que pretendió llenar de ladrillos y cemento España entera. Cuestionan a todo aquel que sea capaz de tomar alguna iniciativa – incluido el Rey Jefe – y manifiestan a la liguera que no pactaran con el Gobierno nada, aunque fuese oportuno y necesario, para salir de la crisis actual. Donde unos tratan de buscar soluciones a los problemas, ellos solo buscan votos, piensan que si las cosas mejoran, perderían votos en favor del partido gobernante. Por eso viven – políticamente – al dia. Estrategia cortoplacista, a toque de dato estadístico. No tienen mañana; esperan a cada principio de mes, a que el dato sea peor que el anterior, y entonces lanzan sus diatribas holocausticas. Es posible que la gestión de la crisis por parte del Gobierno sea mejorable, que ante la extraordinaria situación falten ideas, incluso que el conductor del autobús gobernativo, conduzca a veces de forma temeraria. Pero es el Gobierno que ganó las elecciones con los votos de la mayoría de los españoles, y a el corresponde la responsabilidad de la gestión de la crisis. Estarán conmigo, si pienso que el Partido Popular no está a la altura de las circunstancias; que plantea una oposición caduca y revanchista, de tierra quemada, de cuanto peor, mejor. Mariano Rajoy como líder de la oposición, es un líder de guión escrito, no atiende a las propuestas, porque cuando llega al Congreso y se plantea el debate, él lleva la contestación escrita el fin de semana anterior, sea la propuesta la que sea. Le faltan agallas, y la cobardía atenaza su acción política, para plantear una moción de censura al Gobierno, cuando manifiesta una y otra vez que no tiene los votos suficientes para ganarla. Coraje político para convencer, y no para vencer es lo que le falta al gallego; la sola idea de tener que hacerlo le roba el sueño y no quiere ni oír hablar del asunto, palabras malditas en la calle Génova. ¿Y ésta es la gente guapa que dicen a de gobernarnos mañana? ¡Pies pá que os quiero!
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