«Periodista de raza»
Esta mañana, en el primer Tweets de Pedro J. Ramirez, tras su cese como director del Mundo, después de agradecer los apoyos recibidos indicaba que su próximo libro comenzará con los versos de la "Oda a Juan de Padilla" de Quintana que dice:
Segudamente, en otro tweets, contestaba a sus seguidores que le preguntaban cómo se sentía con la siguiente frase en inglés. “Made weak by time and fate, but strong in will to strive, to seek, to find and not to yield” (Debilitado por el tiempo y el destino, pero con una voluntad para luchar, buscar, encontrar y no ceder).
Se podrá estar a favor o en contra de @pedroj_ramirez, gozará de nuestra simpatía o antipatía, da igual, estamos ante uno de los más grandes del periodismo español.
Sobre sus salida, indudablemente hay razones empresariales. El Mundo (según el País), perdió en 2011 243 millones de euros y 526 millones en 2012; es evidente además, que toda la prensa de papel se haya sumergida en una profunda crisis cuyo final y solución no se atisba. Pero si a estas alturas alguien piensa que en su salida no hay razones políticas, razones bastardas de la casta que se reparte el botín de España, de quienes ahora lo están celebrando en sus sedes; si alguien no se da cuenta de esto es que no conoce el país en el que vive y carece de imaginación.
Imaginación que también lleva a pensar a algunos que tampoco son ajenas a las razones de su cese el tratamiento del diario que dirigía Pedro J. está dando al proceso judicial abierto a la Infanta Cristina.
¡Claro que para muchos! Tanta imaginación es el resultado de paranoias conspirativas, como lo son quienes defienden que tras el 11M no está ni ETA ni Alqaida, que los GAL no fueron obra del crimen organizado por el Estado o sin ir más lejos que el PP que nos gobierna no está siguiendo la ruta que dejó fijada Zapatero para el cese definitivo de la violencia etarra.
¡Qué vamos hacerle! Algunos tenemos una clara y contundente paranoia o seguramente estamos artos de esta casta de sinvergüenzas, que también pudiera ser. ¡Digo yo!.
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Esta mañana, en el primer Tweets de Pedro J. Ramirez, tras su cese como director del Mundo, después de agradecer los apoyos recibidos indicaba que su próximo libro comenzará con los versos de la "Oda a Juan de Padilla" de Quintana que dice:
De arena y sangre y de sudor cubierto
veo al héroe que lucha y lucha en vano…
Segudamente, en otro tweets, contestaba a sus seguidores que le preguntaban cómo se sentía con la siguiente frase en inglés. “Made weak by time and fate, but strong in will to strive, to seek, to find and not to yield” (Debilitado por el tiempo y el destino, pero con una voluntad para luchar, buscar, encontrar y no ceder).
Se podrá estar a favor o en contra de @pedroj_ramirez, gozará de nuestra simpatía o antipatía, da igual, estamos ante uno de los más grandes del periodismo español.
Sobre sus salida, indudablemente hay razones empresariales. El Mundo (según el País), perdió en 2011 243 millones de euros y 526 millones en 2012; es evidente además, que toda la prensa de papel se haya sumergida en una profunda crisis cuyo final y solución no se atisba. Pero si a estas alturas alguien piensa que en su salida no hay razones políticas, razones bastardas de la casta que se reparte el botín de España, de quienes ahora lo están celebrando en sus sedes; si alguien no se da cuenta de esto es que no conoce el país en el que vive y carece de imaginación.
Imaginación que también lleva a pensar a algunos que tampoco son ajenas a las razones de su cese el tratamiento del diario que dirigía Pedro J. está dando al proceso judicial abierto a la Infanta Cristina.
¡Claro que para muchos! Tanta imaginación es el resultado de paranoias conspirativas, como lo son quienes defienden que tras el 11M no está ni ETA ni Alqaida, que los GAL no fueron obra del crimen organizado por el Estado o sin ir más lejos que el PP que nos gobierna no está siguiendo la ruta que dejó fijada Zapatero para el cese definitivo de la violencia etarra.
¡Qué vamos hacerle! Algunos tenemos una clara y contundente paranoia o seguramente estamos artos de esta casta de sinvergüenzas, que también pudiera ser. ¡Digo yo!.