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Carácter jumillano de caracol serrano 22 abr 2009 10:23 Placido Guardiola

«Mirada introspectiva a nosostros mismos»

El pasado Domingo, amaneció con un chispear primaveral apto para practicar la búsqueda de moluscos gasterópodos (caracoles serranos, para que nos entendamos), si bien es cierto que la fresca brisa que a ratos corría, dificultaba bastante la labor. Como quiera que pasaba el tiempo sin dar con ellos, mi pensamiento no hacía sino cabilar acerca de sus cautas costumbres. A medida que avanzaba en mis teoréticas elucubraciones iba descubriendo paralelismos entre estos diminutos y sabrosos animalillos con el rudo, prudente, austero, y noble carácter jumillano.
Sin pretender poner ahora de moda la influencia del medio físico y natural en la configuración de cuantos medios ambientes albergan, incluyendo los sociales y el carácter y conducta de sus moradores; me parecía evidente que con los caracoles serranos hemos compartido miles de años un medio raquítico en posibilidades y cruel en lo meteorológico. Aquí no tenemos términos medios, no llueve nunca, o una la tormenta nos arrasa con sus riadas inundando los campos, pasamos de la primavera más suave al tórrido agosto que nos asfixia. Nuestras tierras de degradación caliza, como nuestros montes, sin apenas suelo fértil sostienen tenaces vides y olivos que en el monte se tornan romeros, tomillos y alguna atocha que hunde sus raíces entre las grietas. Apenas que recapacitemos en ello nos maravillará que, en esas condiciones, vivan estos delicados moluscos y puedan soportar meses de sequía y tórridos veranos. Sin embargo, ellos, como nuestros antepasados, han desarrollado un cauto y prudente sobrevivir, son tan poca cosa y tan escasos en defensas para sus depredadores que pasan la vida escondidos, callados, sumergidos y cerrados en su concha a la espera de un rocío proverbial o una lluvia de primavera que les permita salir a aprovisionarse de tiernos brotes verdes. Rápidamente aprovisionarán algunas reservas que les permitan vivir hasta el siguiente esplendor húmedo. Nuestros ancestros, como estos caracoles serranos, hicieron de la escasez virtud, al igual que ellos sabían que a un buen año le seguían tres de sequía, por lo que prudentemente en sus pajares y cámaras debía haber paja grano y aceite para soportar la siguiente escasez. Recelosos también con el poder y el poderoso dejaban para la conversación junto a la hornacha con la familia y los amigos sus opiniones y críticas, pues eran sabedores al igual que los caracoles serranos, de que si te ven asomar la molla estás perdido.
Nuestros diminutos moluscos frágiles, silenciosos y tímidos parecen poca cosa y, a simple vista, insignificantes por su tamaño y condición. Pareciera que no dicen nada; pero bastan unos pocos de ellos para que un arroz cualquiera o un gazpacho se tornen en un plato de exquisitez gastronómica. Son como el jumillano de «cauto y prevengo», nunca dice ni opina, aunque indudablemente tiene opinión; sin embargo cuando se ve en lo suyo, en su salsa y en su plato, despliega todo un universo rico en matices, sabores y aromas que inundan todo el ambiente, transformando las sensaciones que detectan nuestros sentidos. Ellos, como nosotros mismos, no son componentes importantes del plato; pero como decían nuestros ancestros de la uva monastrell autóctona: «es la esencia que mejora otros vinos». Nadie defiende mejor que el jumillano lo que le es propio (su Cristo, su Semana Santa, su Música...), y nada hay más propio que esa ligera y rígida concha que va a todas partes con él mismo. ¡Qué le vamos hacer si este medio nos hizo así! Además, tenemos buenas razones para sentirnos orgullosos de nosotros mismos.
Si nuestro carácter no nos permite mostrar nuestras mollas, si caminamos sigilosos y llenos de prudencia en nuestros alrededores, si somos cautos y ahorrativos, lejos de emprendedores y aventureros, será sin duda porque el medio nos ha hecho así.
¿Será ya hora de que cambiemos el medio?.

4 comentarios :

  1. German Tomàs22/4/09, 15:56

    Muy buenas Plàcido.

    Me ha encantao este manifiesto caracolero!

    Y me parece que es una pena que cuando no escribes de la semana santa-satan, nadie haga comentario alguno..

    Llevaràs razòn..somos un puñao de serranicas..

    Pero sabes que? llegaremos a ser caracoles Judìos! y sera peor... daremos gusto a platos pobres como las patatas en caldo..en lugar de a manjares como el arroz y conejo! Y nos seguira dando igual! Porque mientras la semana santa tenga algo que ver con lo que dice el papa (si..con minùsculas); siga el domingo de romeria en santana, y Roque Baños siga ganando premios goya (pese a que no escuchemos su música)...

    TODO BIEN!!

    viva los caracoles serranos!! Pero recordad amigos: no les quiteis el culo cuando los comàis..que tambièn tiene el gustico!!

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  2. El medio dudo que cambie con el tiempo, mas bien ira a peor, pero la concha mejor que nos la vayamos quitando, aun a riesgo de que a alguno le acaben sorbiendo las mollas.

    Pequeño precio a pagar si asi todos acabamos librandonos de tan pesada carga sobre nuestros hombros.

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  3. Me parece muy bien toda la literatura que se esta plasmando con el asunto caracolil,pero independientemente de las metaforas lo cierto y verdad es que el "serrano jumillano" esta al borde de la extincion y el pobre judio lo esta pasando mal en algunos parajes, por parte de los ecologistas deberian buscar alguna solucion o plantear algun tipo de iniciativa si no me temo que se extinguiran o habra q tomar medidas mas drasticas como en el caso del tomillo y el romero

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  4. gracias por comentar de este marisco jumillano con concha enroscada y gran sabor de la realidad jumilla.
    este ejemplar tan codiciado en aquellas mañanas de lluvia en nuestra zonas.
    soy amante de su sabor ,mitologia y por eso es un deber defenderlo y admirarlo.
    desde este metodo social quisiera dejar en el aire una proposicion de repoblacion del caracol,podria poner el ayuntamiento unas mesas de cria y entregar a los ciudadanos pequeños caracoles para distribuir por la zona que cada cual conozca o frecuente en su tan apreciada busqueda.
    seria algo economico y de gran valor,aquellos caracoleros que sembraran caracol podrian volver en su busqueda al paso del año,y haciendo asi una repoblacion simuntanea y dispersando caracol por los mismos interesados ,recogiendolo en dependencias municipales en las que funcionan 24 horas como policia municipal,bomberos,seprona.etc.
    pero el problema es esas mentes retorcidas que se esconden en un caparazon de funcionario o politico ,mostrando su ingenio enseñandonos los cuernos(ciudadanamente hablando)ponganse en marcha que el termino de jumilla lo necesita.a aquellos que su proyecto naturista pasaron de cuidar el termino a firmar jugosos proyectos ambientales que dejen paso a nuevas generaciones que estan esperando su oportunidad.un HUMILLANO

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