Autonomías, la solución o el problema 3 oct 2012 19:19 Placido Guardiola

«Autonomías, solución al problema»

Ayer tuvimos la conferencia de presidentes, comandita de califas, asamblea de varones o la reunión de los caciques regionales, como Uds prefieran. Hoy, muchos medios destacan y elogian el ejercicio de responsabilidad política de todos ellos que, a pesar de la muchas diferencias que les separan han sabido dejarlas aparcadas y firmar unidos una declaración de compromiso unánime de contra del gasto.
Aplaudan si les apetece, hasta con las orejas si lo consideran oportuno; pero el compromiso de ayer no es más que eso, una declaración de intenciones que pasado mañana incumplirán y de nuevo unos volverán a su sendas independentistas de autodeterminación y otros a renegociar un nuevo pacto fiscal. Lo de ayer son solo eso, palabras en una declaración para intentar calmar a la bicha de la deuda externa; sin embargo todos y cada uno de ellos van a lo suyo, es decir, a mantenerse en la potrona del chiringuito y seguir disfrutando del mangoneo que supone administrar su taifa.
Lo de ayer, se debe al miedo a que, de no haberlo hecho, el chiringuito autonómico no aguante un año más. Sin embargo ayer, al margen de una declaración grandilocuente en la que se afirma que: Las autonomías son la solución y no el problema, no hubo un plan concreto para hacer realidad su compromiso, ni plazos, ni medidas concretas, nada... Todo se redujo a decir sigan confiando en nosotros que todos los chiringuitos remamos al unísono en la misma dirección, pues si los mercados siguen presionando, los chiringuitos no aguantan un año más.
Si consiguen salvar los muebles y los mercados se tragan tan bonita declaración de intenciones, más pronto que tarde los veremos de nuevo en lo suyo, unos en el federalismo, otros en el separatismo y el resto en que hay de lo mío o en la deuda histórica que el Estado central tiene con mi autonomía.... Tiempo al tiempo
Particularmente lo de que: las Autonomías son la solución, me parece más el parto de los montes, más producto de la diarrea mental o de la descomposición cerebral de nuestros caciques regionales o del Sr. Rajoy.