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La Imposición de los pañuelos 13 ago 2011 04:16 Placido Guardiola

«Cada Jumillano una taifa»

Ayer quise asistir al acto de Imposición del pañuelo de fiestas y lanzamiento del cohete anunciador. Lo deseaba hacer por dos motivos: el primero, protocolario como Pisador de Honor; el segundo, estrictamente personal ya que era una ocasión histórica, pues era la primera ocasión que se hacía.


Portavoces de la Corporación y representantes festeros

En el Salón de Plenos del Ayuntamiento reinaba un ambiente distendido y festero, a ésta sensación contribuía también el eco del bullicio que llegaba de la calle, donde numerosos peñeros esperaban el encendido del cohete. La presentadora del acto, en unas breves palabras definió el sentido de lo que continuación se iba a desarrollar. En ellas, resaltó que el pañuelo que se iba a imponer simbolizaba y representaba a todos los jumillanos y sus fiestas. Seguidamente, el Concejal de Festejos impuso el pañuelo «granate» al Sr. Alcalde, quien una vez ataviado con este símbolo, hizo lo mismo con el citado Concejal. Le siguieron los portavoces de los grupos municipales y representantes de los distintos colectivos festeros.

El Alcalde impone el «Granate» al portavoz socialista

Todo normal hasta llegar a dos de los colectivos festeros, el Festival Nacional de Folklore y los representantes de los Moros y Cristianos a quienes, a diferencia de los anteriores, se les impuso un pañuelo «azul».
En el instante que me percate del cambio de color, sentí una profunda indignación y vergüenza, quise salir corriendo de aquel el Salón de Plenos; pero las razones protocolarias me obligaban a permanecer. Sin embargo, desde ese momento, ni los sones de la música en la calle, ni los brincos de alegría de los numerosos jóvenes frente al Ayuntamiento, consiguieron devolver a mi espíritu el aire de fiesta que había respirado al inicio. El pañuelo, me da igual del color que sea: verde, amarillo o granate (aunque creo acertado este último color), deber ser ante todo uno, no dos, ni tres. Simboliza la identidad de un pueblo con sus fiestas, por tanto, no pueden ser dos porque a alguien le guste otro color. Ninguno de nosotros poseemos el misterio de la Santísima Trinidad, que nos permite ser uno y trío a la vez. La idea del pañuelo es brillante, se le ocurrió a alguien, la propuso y la llevó a cabo. En los carteles anunciadores de las fiestas sale un pañuelo (el granate), el programa de Fiestas de este año dice claramente "Imposición del pañuelo", no he leído en parte alguna “Imposición de los pañuelos. Más de mil jumillanos nos lo hemos comprado un pañuelo (el granate) ¿a qué viene ahora pues el azul?
Como dice el refrán: “para gustos los colores” Seguro que a cualquiera de nosotros nos gusta más este o aquel tono del mismo color. Argumentos hay para defender cualquiera de ellos: el azul porque es uno de los colores de la bandera de Jumilla, el Granate por que es el color de nuestros mostos y la bandera regional. Si me apuran hasta el verde, porque es el color del pámpano de la vid.
No hay argumentos para decidir uno u otro, pero si queremos que simbolice algo, que nos represente a todos debe ser uno. No dos, ni tres, ni cuatro.


Superior: Imposición del pañuelo «Azul»
Inferior: detalle de los distintos pañuelos

De haber sido yo el Alcalde de Jumilla, antes de salir al balcón a encender el cohete, a puerta cerrada, les habría dicho a los representantes de los colectivos (más bien parecen califatos): “Señores yo impongo un pañuelo el de todos los jumillanos no dos”. Imagino que él optó por ser políticamente correcto y no levantar aspavientos, de ahí que, finalmente, oficializó la imposición de los pañuelos, que no del pañuelo. Por tanto, cada color, ¡vaya Ud. a saber a quién representa!.
Ya en el Balcón, con el alma partida exprese de viva (muy viva voz), mi indignación a uno de los representantes de estos colectivos y, desde ese instante, sólo sentí ganas de que aquello terminase cuanto antes para irme a mi casa. Mientras tanto, todavía en mi cuello seguía colgado el pañuelo granate; pero para mí ya nada podía simbolizar.
Seamos serios, el tinglado que hemos venido llamando en los últimos años Feria y Fiestas, no es ni feria, ni son fiestas, ni son na… Todo esto, se parece mucho a que unos cuantos se reúnen, constituyen su peculiar reino de taifa (colectivo festero). Éstas taifas, hacen en verano su particular expedición o aceifa de la que obtienen recursos (subvención), con ellos montan su fiesta (la que a cada cual le gusta), marcan su territorio, su horario y colocan sus distintivos, entre ellos, su propio pañuelo de color.
¡Enhorabuena califas! lo habéis conseguido una vez más.

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