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Crónicas calandinas II 22 mar 2014 16:52 Placido Guardiola

Manaña de tamborada en Calanda «Deambulando entre tambores»

Tamborada Nacional, Calanda, Jumilla
Diversos tamborileros tocan ante la sede de Jumilla
Amanece en Calanda con sonidos de tambor, son las nueve de la mañana y por todas partes se oyen toques, sonidos aislados y distantes de algún tamborilero. Los más madrugadores o quizá los que no se han acostado, quien sabe. Sus toques y sonidos parecen despertar a una población que duerme las escasas horas que los participantes de ésta tamborada nacional les ha dejado.
Apenas ha pasado hora y media, poco a poco, los más rezagados se han vuelto a poner su túnica o capisayo y andan deambulando de un lado para otro con el son de sus tambores. Las calles cobran vida y el sol se deja ver de tarde en tarde luciendo con esplendor. En otros se oculta tras las nubes y, éstas últimas, hasta nos regalan algunas gotas, nada importante que pueda ahogar el sonido que dejan los palillos sobre los cueros.
La sede de Jumilla se alberga en el propio Corazón de Calanda, en el mismísimo salón de plenos de su Casa Consistorial. A su entrada el los estandartes de la Asociación de tambores «Cristo de la Sangre» y sobre la mesa varias cajas con los dulces de la tierra y estuches de vino de Jumilla. Todos los curiosos que pasan se paran, son invitados por una chica a degustar libremente nuestras frioleras y nuestros caldos, se les entregan pegatinas invitándolos a visitar en las próxima Tamborada de 2015 nuestra ciudad.
Muy cerca de la sede jumillana, casi al volver la esquina y a menos de 20 metros está la Plaza España, se encuentra corazón neuráljico en donde todos los años se produce la rompida de la hora de Calanda. El mismo en el que este año, por primera vez en su dilatada historia, se hará fuera de lugar en su calendario.
Los calandinos han querido que los veintiún pueblos que componen el Consorcio Nacional del Tambor y el Bombo rompan con ellos ese filo de la noche y la madrugada, de lo real y lo imaginario. Que todas las cuerdas y timbales suenen juntas en un ensordecedor clamor de tambores que se oiga desde este bajo Aragón hasta los confines de la vieja piel de toro. Calanda engalanada en muchos de sus balcones con colchas y estandartes de las distintas cofradías de Semana Santa, abre sus calles al colorido y variopinto desfilar de los distintos pueblos tamboriles.

Tamborada Nacional, Calanda, Jumilla

Tamborada Nacional, Calanda, Jumilla


Tamborada Nacional, Calanda, Jumilla
Arriba aspecto que ofrecían las calles de Calanda, Plaza de España, sede de Jumilla y Tambores de Moratalla
Son las once de la mañana, alguien me dice que el autobús de Jumilla ha llegado a Calanda y poco después comienzo a ver caras conocidas que con su túnicas moradas recorren las calles calandinas tocando el tambor, en la Plaza de España un canal de televisión local entrevista a Enrique Jiménez, mientras las túnicas moradas de jumilla se mezclan y confunden con las del mismo color de esta localidad.
De este modo, entre el estruendo de los bombos y los redobles de los tambores se va agotando la mañana, para mi pienso: ¡Dios mio como será está noche!

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