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Fiabilidad en la red 12 sept 2012 22:58 Placido Guardiola

«Pasar y compartir en las redes sociales»



Las redes sociales se están extendiendo alcanzado cada día una difusión mayor y más amplia, son ya mayoría los ciudadanos que poseen un perfil en Facebook, Twitter, Tuenti o cualquier otra.
A diario, millones de personas entran y comparten imágenes de sus vidas captadas con su móvil, acontecimientos de su quehacer diario o familiar; pero también a través de ellas, participan, opinan y se informan de la realidad social en la que viven. A menudo reciben mensajes y comparten noticias de todo tipo y alcance mediante la red Internet. Con frecuencia, bastantes de ellas son burdos montajes, opiniones personales, o simplemente pufos, bulos o auténticas manipulaciones que, en algunos casos, son muy mal intencionadas.
El periodismo clásico languidece ante la proliferación de cauces de opinión que se multiplican por la red en forma de blogs, como es nuestro caso. Son muchos los columnistas reputados que mantienen el contacto con sus lectores mediante blogs personales o sus cuentas en Twitter. Sin embargo, no se puede decir que hoy la calidad de información y veracidad de la misma sea mejor que la de antes de este fenómeno. El novato y profano (lo somos todos por la novedad del medio), cae en un primer momento en otorgar credibilidad a la información porque lo dice tal blog, o lo ha leído en un enlace compartido con un amigo en la Red. La credibilidad y confianza que en la vida real otorga a ese amigo que comparte con él ese enlace es transferida inmediatamente al contenido informativo a l que se refiere. Un bulo, una falsedad, un error en la información que se transfiere con el compartir, pásalo o enviar a mi lista de direcciones; pasa a ser una verdad irrefutable.
En ocasiones, atribuimos o negamos credibilidad al artículo que leemos en un blog, por él juzgamos y creemos conocer como piensa su autor. Es como si con unas quinientas palabras vertidas sobre cualquier asunto (media de un pots), se pudiera conocer el pensamiento de alguien. Cuando sabemos que en la vida real conocer como piensa alguien es muy complejo, requiere muchos días de convivencia con esa persona e infinitas horas de conversación, aun así corremos el riesgo de equivocarnos.
Deberíamos aplicar los mismos criterios para otorgar la confianza y credibilidad a la información de la red que aplicamos en nuestras vidas reales; sin embargo en ella la información circula desarticulando todos los filtros de prudencia que usamos en la vida real toda clase de datos circulan por ella sin el mínimo atisbo de prudencia. Las barreras de lo público y lo privado se desvanecen y todo, hasta aquello que un día puede perjudicarnos, se comparte en la Red.
Supongo que tendrá que pasar algún tiempo hasta que aprendamos a manejarnos en la Red, aplicando las precauciones y filtros que utilizamos en la vida real para defendernos de burdos errores y encontrar en esta maraña de hiper-información aquella que realmente nos es útil en nuestras vidas. Eso, sin caer en leer sólo aquella que nos agrada, quedando como narcisos embelesados en el estanque en que nos contemplamos tal y como pronosticara Marshall Matluhan cuando señaló aquello de que el medio era el mensaje.

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