«Desencanto o casualidad»
Desde que el gran Wyomin en su mítico programa Caiga quien Caiga ridiculizaba un domingo si y al siguiente también, aquella mujer menuda de melenita rubia que no perdía la compostura ni tampoco su sonrisa; desde entonces, siento una profunda simpatía por «La Espe», tal como vinieron a bautizarla en aquellas parodias.
No es que yo defienda sus postulados, o coincida en todos sus puntos de vista; no es eso. La Espe, se ha venido ganando mi respeto porque día tras día he visto en ella una valentía y sinceridad que no observaba en la mayoría de la casta política independientemente del partido que se tratase.
La señora Esperanza Aguirre es de las pocas personas que ha defendido la legitimidad ser de derechas, sintiéndose orgullosa y nada acomplejada de las ideas en las que cree. Las ha defendido con pasión, naturalidad y sin complejos, llamándole al pan, pan, y al vino, vino. Miraba de frente y no le faltaban argumentos para contestar a sus adversarios políticos, a los sindicatos y lo que es mejor, a sus propios jefes de filas.
La Presidenta Aguirre, como gustan llamar algunos, no era de esos políticos advenedizos que tragan con ruedas de molino si creen que con ello evitan en poner el peligro sus potronas. Por eso, seguramente, hace mucho que se ganó mi respeto y admiración. Esperanza Aguirre no ha dudado nunca cuando ha tenido que discrepar o contradecir las líneas del aparato de su partido, ni la de sus contrincantes de filas, léase Gallardón.
Dicen de ella que metía mucho la pata, es posible; pero sólo la meten quienes hablan, dicen y defiende, equivocados o no, aquello en lo que creen Ésta mujer lo hacia. Ignoro si tras su dimisión se escondes razones distintas a las estrictamente personales y vitales en una persona que, por encima de político, era eso, persona. Lastima que entre la clase política no haya muchos más casos como ella o como el de Julio Anguita (a ambos les profeso idéntica admiración y respeto), pues como sociedad estamos necesitados de esta catadura de hombres y mujeres, ya que de chiquilicuatres profesionalizados, están llenos todos los partidos del arco parlamentario.
Quizá la marcha de esperanza sea cansancio anímico vital, deseo de vivir otras facetas personales arrumbadas por la vorágine política… quizás, pero mucha coincidencia que esto ocurra cuando su partido pierde el favor de muchos de quienes le votaron, cuando los miembros del PP Democracia y Libertad hace días que anunciaron su marcha del partido. Cuando el Ministro del Gobierno Soria acusa (con pruebas escritas que entrega a Rajoy), que su compañero de gabinete Montoro pretende favorecer al grupo Arvengoa del que forma parte. O, cuando el anterior ministro de interior Mayor Oreja, acusa al actual Fernández de favorecer a ETA. Será coincidencia seguramente; pero el PP parece haber montado un circo y le están creciendo los enanos.
Y, hablando del PP local, si uno entra en la página de la plataforma Democracia y Livertad en el PP, a la que pertenecen rostros conocidos de esta formación como San Gil o Pizarro; se sorprende de que existan militantes de esta plataforma en: Alcantarilla, Alhama, Cartagena, Cieza, Distrito del Carmen, Las Torres de Cotillas, La Manga, Lorca, Murcia, Puente Tocinos, San Pedro del Pinatar o Santo Ángel; sin embargo, nadie de por aquí, parece revindicar en el PP mayor democracia interna y participación.
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