«Indignación española»
Nada hay como el mercado para seguir el pulso de la vida cotidiana, el interés y las preocupaciones de sus gentes. Aun cuando hoy los mercados no son lo que eran, todavía es un lugar de encuentro para la charla y la compraventa de productos. El bullicio entre sus puestos y el trasiego de personas que van y vienen de uno a otro denota el fluir social de un pueblo.
Hoy preste atención a los corrillos y conversaciones que de tramo en tramo me iba encontrando. En uno de ellos se comentaba que los productos estaban más caros que el pasado martes y que ya le habían pegado el porrazo del IVA a los productos.
En otros, la conversación era la misma: «El degraciao ese de Córdoba que ha asesinado a sus hijos…» También empleaban otros calificativos más fuertes que omito; pero aquí, como en toda España el asesinato de dos menores a manos de su progenitor causa furor y tiene, si cabe más alterados el animo del españolito de a pie que los mismísimos recortes y subida del IVA.
Cuando de joven se vendía tanto el famoso diario «El Caso», me hice a la idea de que los españoles tenemos algo de dramáticos, nos gusta desgarrarnos el alma por los casos más tremendos y horripilantes. Quiero suponer que ese modo de ser de nuestro temperamento nos ayuda a sobrevivir de otras miserias más cercanas y, seguramente, tan tenebrosas o más que éstas.
Nuestra tendencia a indignarnos por cosas execrables aunque lejanas, seguramente cura nuestra pasividad y falta de reacción ante las más cercanas, seguro que es una terapia, una venda que nos cubre los ojos y evita que contemplemos nuestras propias miserias y desgracias. De tal forma que, las nuestras, parecen menores y más livianas.
Yo no lo veo así. Ayudarnos a sobrevivir... no. La gente es morbosa y curiosa. Por eso hay tanto licinciao. Por eso no paran de sacarlo por la tele. Ayer se me ocurrió echar un vistazo a la caja tonta, a ver los "informativos": lo del asesino, el llanto de los niños con la vuelta al cole (como si fuera una novedad o aportara algo nuevo), un poco de publicidad "encubierta" sobre cine, y Cristiano está triste. Eso ocupó el 90% del tiempo.
ResponderEliminarNo es casualidad ni nos ayuda a sobrevivir, lo hacen a propósito para que nos olvidemos de los problemas que podríamos solucionar cambiando un poco las cosas.
Al menos así lo veo yo.