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Colores 7 jul 2010 00:05 llanerosolitario

«La camiseta de la selección»

La normativa de la FIFA, establece que el equipo visitante, a de cambiar la vestimenta en favor del anfitrión, siempre que la coincidencia de colores entre ellos, induja al error entre los jugadores y el arbitro de la contienda. Que ha de prevalecer el color del propietario del terreno de juego, en contra de quien no lo es. Cuestión ésta que ha determinado que de los cuatro partidos jugados por España, en el mundial de Sudáfrica, cada dos de ellos los haya jugado de un color distinto: rojo y azul. De tal manera que a uno ya le entra la duda, de si hemos de llamar a nuestra selección la roja, o la azul. Estadísticamente, en este mundial, al equipo de Del Bosque, se le ha dado mejor el color visitante, el azul, que el color anfitrión: sin ir más lejos, contra Suiza vestimos de rojo. Todos los analistas del comportamiento de las masas, están de acuerdo, en que los triunfos de la selección nacional de fútbol, estimulan el patriotismo entre las gentes, y claro, hete aquí, que resulta que la gaviota que sobrevuela las siglas del PP, es de color azul, y el capullo al que se aferra el puño socialista, rojo. Colores, políticamente enfrentados, y hermanados para que otros puedan serlo: otros colores digo. Hoy la selección vestirá con su emblemática roja, y si sale ganadora en la contienda, el triunfo significará un plus para el rojerio de éste país, últimamente en decadencia. Pero si por el contrario, el combinado español, sale derrotado del terreno de juego, Zapatero el reformista, puede sufrir en sus carnes el descontento del futbolero pueblo. Ya escribía días pasados, que el futuro político de éste país y de quienes lo gobiernan, estaba muy ligado al mundial de fútbol de Sudáfrica. Que dependiendo de la trayectoria por el mismo de nuestra selección, y de los resultados que se fuesen obteniendo, a si el ánimo andaría por las calles. La selección no juega bien cuando lo hace de rojo, y no lo hace mejor cuando viste de azul, algo parecido al panorama político español, donde la incompetencia no tiene colores. La prensa deportiva agota sus tiradas periodísticas: dia tras dia, con titulares que evocan los Santos Evangelios, y a quienes moran los templos oratorios para ser venerados por la feligresía. Hablan de gestas milagrosas, virtudes sobrenaturales, visiones divinas, y reflejos propios de quien resucitaba a los muertos: todo sea por vender el papel. A si que, la cuestión está en saber que color es el más patriota: si el rojo del capullo, o el azul de la gaviota. El rojo de la sangre y la bandera, o el azul de la camisa falangista y la nobleza. Me queda el consuelo de saber, que el Tío Gilito de éste país, o sea, Emilio Botín, gasta paño rojo en aquella prenda que le cuelga del cuello, y que tiene al rojo como color emblemático, del negocio de las perras, que tan bien le va. Un tío, el banquero, que a veces cuando habla, sube el pan, aunque de panadero no tenga nada, y cambian de color los números de la Bolsa.

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