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Todo es falso, salvo algunas cosas 5 feb 2013 09:09 Placido Guardiola

«De auténtica pena» 


No le creo Sr Rajoy. El problema no es que particularmente yo no lo haga, el problema es que no le creen tampoco la mitad de los españoles que le votaron en las últimas elecciones. De aquel 46,3% de apoyo recibido en abril de 2011 hoy, tras el escándalo Barcenas, sólo queda un 23,9%.
No le creen tampoco los mercados financieros que tras estos sucesos han vuelto a subir la prima de riesgo mientras hacen caer nuestra bolsa.
Por no creer no se cree Ud. mismo Sr. Rajo. Ayer, mientras eran negadas las notas publicadas por Bárcenas (ese al que amigablemente le llamaban “Luis el cabrón”), Ud. mismo ha pasado del «Es falso»  al  más reciente «Todo es falso, salvo algunas cosas»  ¿En que quedamos Sr. Rajoy? ¿Todo, parte o nada?. Sinceramente me gustaría creerle, a todos nos iría mejor si en estos momentos conserváramos las expectativas y esperanzas que en su día depositamos en Ud.; sin embargo, ha perdido una oportunidad única para poner blanco sobre negro, para actuar con altura de miras, de ser un hombre de Estado, un estadista, aun cuando todo ello, le hubiera conducido a un inevitable harakiri.
Una sociedad como la española en quiebra moral, sin esperanza y sin fe en si misma, necesita seguramente del sacrificio de un hombre honesto, de un patriota que le devuelva la fe en su destino, la fortaleza moral en los valores del trabajo y la honestidad.
Quienes le conocen dice de Ud. que es un hombre honesto, también a mi me ha dado siempre esa sensación, hasta lo ha demostrado cuando hace dos años cortó como cuenta El Mundo, con la inmoral tradición de los sobres; pero no basta con eso, un hombre de Estado, un líder, un estadista, debe tener además agallas, valentía de ser ejemplarizante para su pueblo cuando llega el caso.
Pero Ud Sr. Rajoy ha optado por la mojigatería, por la cobardía en el momento más trágico para el pueblo que lidera. No se puede esperar tres días en dar la cara en un asunto de este calado, ni es necesario reunirse con toda su cúpula para ponerse de acuerdo en nada y mucho menos comparecer de forma virtual. Si digo bien virtual, porque nadie salvo los suyos le tenían delante cara a cara mientras hacia el desmentido. Periodistas, ciudadanos y el mundo entero le vimos tras una pantalla de plasma, le vimos leer un escrito de negaciones ¿También necesitaba leerlo para no equivocarse en la negación?.
Uno no anuncia dos días después acciones legales contra quienes publican infundíos y mentiras, lo hace el mismo día en que dichas difamaciones se producen las difamaciones. Pero no Sr. Rajoy, parece que su gabinete jurídico debe preparar a conciencia todas las acciones legales que van a emprender.
Es una pena que en este país, donde en cada casa y empresa hay una cuenta B (por pequeña y ridícula que esta sea), donde hasta el más humilde asalariado tiene unos pequeños ingresos B de unas horas extras, Ud no se haya inmolado en un acto ejemplar y moralizante que nos azote a todos las conciencias y comencemos a ser un país serio, un pueblo consciente de que, de verdad, este cachondeo vergonzante de la corrupción se ha terminado de una vez por todas.
Pero no, Ud. ha optado por hacer verdad el apelativo que un periodista le asigno de «Maricomplejines», cobardemente aferrado al poder va ayudar a perpetuar con ello todas nuestras vergüenzas nacionales en el futuro venidero. ¡Qué pena haber perdido esta oportunidad, por trágica que fuera, para regenerar la vida moral de los españoles!

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