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EL GAZPACHO VIUDO 12 feb 2009 22:08 JUMILLA-BLOG

"El gazpacho viudo" es una receta que habrá que recuperar más pronto que tarde। Y no digo esto porque estemos en crisis o porque esta vaya a estar entre nosotros más tiempo o menos। Lo digo porque para una gran cantidad de gente es una receta que no había probado y que debe incluir en su menú dado que, como es natural, a lo largo de nuestra vida hay ciclos, épocas de bonanza y épocas de estrecheces, lo que obliga a tener un menú variado। Se trata de un gazpacho jumillano sin carne, con granos de haba y caracoles judíos (así nos lo vendió nuestro paisano "Sebastián el de la plaza")

Cada cual en su casa puede mirar hacia afuera a ver que le resuelven los demás (el gobierno, las empresas, etc.) o mirar hacia dentro y poner en marcha todos los recursos y medios que tenga a su alcance para resolver su situación personal y la de su familia. Naturalmente el gazpacho viudo es un eufemismo que traemos para destacar lo importante que es para cada uno de nosotros, tener en cuenta la segunda opción.

Lo cual no quiere decir que no recordemos a los que nos gobiernan, a los que nos han consejo desde fuera, que no le daremos valor a sus palabras hasta que no nos demuestren que realmente están metiéndole mano a aquello que nos ha traído estas complicaciones: desregulación de los mercados financieros (dejar que cada uno pusiera en el mercado los "ingenios financieros" que nadie entendía pero que servían para acumular dinero a unos pocos); limitar al máximo la intervención del Estado (en contra de lo que hoy están haciendo todos los estados occidentales, el Fondo Monetario Internacional obligó a Brasil o Argentina en la década de los 90, por ejemplo, a no ayudar a sus empresas en apuros con dinero público); a obligar a reembolsar el dinero a los que se han hecho multimillonarios estafando a los ingenuos y aprovechándose de la desregulación; y así un largo etcétera. Digo esto porque los ciudadanos de a pie, cuando veamos que se cambien esas reglas de juego que nos han traído a dónde nos encontramos, comenzaremos por dar crédito a los que nos gobiernan, y nos empezaremos a creer que el día de mañana las cosas pueden ser de otra forma y, seguramente, no volveremos a caer en el mismo lodo en el que nos encontramos.

Pero volviendo al gazpacho viudo. Hoy, cada cual debe empezar a trazar su plan a medio y largo plazo. Un plan que debe recoger en primer lugar, el administrar con el máximo rigor los recursos económicos de que dispongo en este momento, haciéndose la cuenta de que los necesita para una travesía del desierto. Un plan que debe recoger también el convencimiento de que debe cambiar de profesión, quizás, y que para ello necesita comenzar a formarse desde este mismo momento. Un plan que debe incluir el aceptar cualquier ofrecimiento de trabajo que se le ofrezca, con unas condiciones mínimamente dignas. Un plan que a medio y largo plazo, debe incluir el participar en los estamentos sociales para obligar a las instituciones a dirigirse por el camino correcto, por el que nos interesa cada cual, por el que realmente entendemos debe de ir, convencidos de que la época del individualismo y del egoísmo que últimamente hemos vivido no nos conduce más que a una selva con una sola y única ley: la del más fuerte, la ley más depredadora, aleatoria y diabólica de las que existen.

Estamos en la época del gazpacho viudo, no para conformarnos con este plato, sino porque también de esto aprenderemos que siempre hay que estar: a Dios rogando, pero con el mazo dando. Es decir miremos hacia afuera, hacia arriba, pero también hagamos nosotros mismos algo.

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