«A propósito de las redes sociales»
Cuando hablamos de «redes sociales», nuestras mentes asocian casi de inmediato la idea de Fecboook, Twiter, Tuenty, Google+ Lidekind… También fenómenos como el pásalo, la Primavera árabe o el 15 M… Tendemos a identificar las redes sociales con Internet, que ya es considerada la red de redes o red por excelencia. Sin embargo, las «Redes Sociales» han existido siempre desde que el hombre pisó este planeta por primera vez.
Red social, es el conjunto de relaciones de todo tipo que los seres humanos establecemos para relacionarnos con nuestros congéneres; básicamente , mediante ellas intercambiamos y compartimos la información que nos permite adaptarnos a nuestro entorno, y desarrollar un modo social que nos mantiene unidos y nos ha permitido dominar sobre otras especies. Por tanto, al asociar el concepto de «redes sociales» a todo lo que las nuevas tecnologías hoy nos permiten; no hacemos sino coger el rábano por las hojas o la parte por el todo. Estamos confundiendo los instrumentos que nos facilitan el intercambio de información, por el proceso en si mismo.
Es cierto que estas herramientas nos permiten llegar a más personas en nuestras relaciones; pero que nadie se engañe, no son relaciones sociales tal y como las experimentamos y vivimos en nuestra vida real. Ni siquiera las acciones colectivas que en ellas emprendemos tales como el pásalo, quedadas…. son acciones sociales que tengan el alcance y compromiso que las efectuadas en el mundo real, si nos estamos refiriendo al plano de la acción política o pública. Entre otras cosas, porque el grado de compromiso que exigen es diferente. Aun cuando eso sí, son un excelente medio de convocatoria si tras ella acudimos en la calle a la acción.
Las «redes sociales» en las que ahora depositamos tantas esperanzas no dejan de ser a su vez y, entre otras cosas, instrumentos de alienación consumista difusoras de la cultura dominante. No tienen más que constatar que las personas más seguidas, comentadas y retwitedas en las «redes sociales», son los personajes más famosos del mundo del espectáculo, de este modo, Lady Gaga, Sakira, Cristiano Ronaldo o Jenifer López los encontraremos en los primeros lugares del ranking en Twister a nivel mundial. Para el caso español, nos encontramos que Cristiano Ronaldo, Real Madrid, Andrés Iniesta, Gerard Piqué y David Bisbal ocupan los cinco primeros puestos. Tendremos que remontarnos a un quinto puesto mundial para encontrar una figura relevante distinta al mundo de la farándula y el espectáculo, en este caso el Presidente de los EE:UU Obama. En el caso Español, tanto el ranking de Twister como el de Facebook lo tenemos copado por futbolistas, personajes famosos de TV (Buenafuente, Berto Romero, El hombre de Negro, El Follonero…) y tendríamos que ir al 48 para encontrar a Pérez Reverte. Ningún político, científico o empresario (salvo Florentino Pérez -por razones obvias-), entre los cien primeros.
Usamos las redes para colgar las fotos de nuestros viajes, dejar la ocurrencia chistosa que hemos visto navegando, compartir con nuestros amigos y familiares la fiesta de cumpleaños o darle algún que otro “me gusta”; también para curiosear y fisgonear las páginas de quienes tenemos añadidos a nuestra cuenta. Poco más. Al mismo tiempo los centros comerciales y grandes compañías compran nuestros perfiles y datos a las distintas plataformas en las que estamos, o por las que navegamos (Factbook, Google, Twitter…), éstas les venden grandes bases de datos cruzadas con nuestros gustos, preferencias, redes y hábitos para que, de este modo, puedan ofrecernos sus servicios y productos en el más depurado marketing social que jamás se haya alcanzado.
A su vez, perdemos alegremente gran parte de nuestra intimidad, privacidad y libertad en manos del poder del sistema (léase Estado), quien dispone así de un agente omnipresente que nos vigila las 24 horas del día. ¿Ha resucitado el Gran Hermano que Owell pronosticó en 1894?
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