«El Cristo de regreso a su morada»
Cientos de jumillanos acudieron esta mañana a la tradicional Romería del Cristo de la Columna. Aun cuando no sabría decir cuántos, tengo la impresión subjetiva que, en ésta ocasión, la asistencia era algo menos numerosa que en ediciones anteriores; sin embargo a medida que avanzaban las horas y ya próximo a la hora del ángelus, los espacios destinados a aparcamiento en las laderas del monte estaban al completo.
Bajo la sombra del frondoso olmo del atrio del monasterio se ofició la misa de despedida al Cristo, mientras que la ligera brisa que corría bajo las hojas de este centenario árbol hizo las delicias de los cansados peregrinos que escuchamos las sencillas y preciosas palabras del sermón pronunciado por el padre Prior del convento.
Habló el franciscano del verdadero significado de la devoción al cristo; sentido, que no es otro que al amor a nuestros semejantes. Asegurando que la alegría debe fundarse en ese principio y no en razones efímeras, más tarde, en su despedida, reveló a los asistentes el misterio del duende de Santa Ana del cual prometo hablarles en otra ocasión.
Como siempre las gentes y familias que asistieron, junto a los tenderetes y puestos en el camino, ponían el acento y color a una mañana que más que primaveral, se presenta como adelantada al verano.
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