«La prima de riesgo»
Mi familia, como la mayoría de las jumillanas, fue siempre una familia extensa donde mis padres mantenían estrechos lazos con sus primos segundos y terceros. Luego, con el tiempo, en mi juventud la llegada de la feria siempre tenía el aliciente del reencuentro con mis primos y primas que regresaban de Badalona, lugar al que mis tíos habían emigrado.
De ahí que, ese parentesco, este asociado en mi memoria a momentos felices y de reencuentro con los seres queridos. La palabra prima me sigue sonando a Feria, la rueda de la Ola, mis primeros bailes en las verbenas del jardín o aquellas reuniones y comidas de toda la familia.
Hasta hace muy poco, he vivido en la ignorancia más absoluta de la existencia de mi prima Riesgo, eso a pesar de que mis padres, como dije, mantenían relaciones estrechas hasta con sus primos terceros; sin embargo de pronto y sin previo aviso, me llega de incógnito esta prima de la que por no conocer, hasta desconocía su propia existencia.
Extraño e incómodo pariente me está resultando ésta dichosa prima de riesgo que, instalada en casa está haciendo penca y no hay quien la desaloje. ¡Con lo feliz que era antes de conocer su existencia!
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