En uno de tantos traductores de los que abundan el la red, asi es como se traducen – valga la redundancia – las palabras Paramount Pictures, y aplicando dichas palabras a la realidad murciana, desde luego, las mismas no van mal encaminadas. Porque para cuadro y en la categoría de supremo, es la imagen que en este asunto en particular, y en otros muchos en general, está ofreciendo Murcia, y quienes tienen la responsabilidad política de administrarla. Es de vergüenza ver, como con conejos de chisteras de magos de pacotilla, ocurrencias mediáticas a cuenta de favores pagados, y otras líndeces de la compañía teatral, Partido Popular de Murcia, con su primer actor Ramón Luís Valcárcel a la cabeza, se trata de desviar la atención de lo que realmente a la sociedad a de importarnos. Humo para que no se vea el fuego, asi lo escribía hace unos días, en el art. La Pegatina. Anotaba entonces mi deseo de errar en el análisis y que la cosa llevaría su tiempo hasta que viésemos perseguir indios por las praderas murcianas, a cuenta del guión cinematográfico. Ni por esas. La compañía americana ya no sabe como, ni de que manera, desmentir el asunto, para que la prensa regional y quienes les llenan la cuchara, les crean. Ya se han pagado a un intermediario la cantidad de 150000 euros, pero eso es lo de menos, a saber lo que se habrán metido entre pecho y espalda, el séquito de Valcárcel en tierras de Dubai, con el calor que allí hace. El timo puede ser de los de record de Guines, y la opinión que se tiene de Murcia y su clase dirigente, puede quedar a la altura del barro, como nos gusta decir por estas tierras del Altiplano. Son tantos los cuadros – supremos o no – en esta Región, que harían falta varios museos del Prado para su exposición al público. Debe ser por el grado de parentesco que les une, por lo que el Califa, Ramón Luís I de Murcia, une su suerte a la del Consejero de Cultura, Pedro Alberto Cruz. Recuérdese que son parientes, la mujer del Califa y el padre del Consejero son primos hermanos. Otro de los cuadros que no tienen desperdicio es el del aeropuerto Internacional de Corvera, donde la normativa europea que se aplica sobre la materia, no permite que se avalen con fondos públicos iniciativas privadas, por muy Luís de Rivero que se llame el empresario. Y ya veremos si aterrizan aviones o cuervos en sus pistas. Pero es qué, el de la pegatina, el de la escudería de F-1 – el empresario José Ramón Carabante – también anda el hombre pidiendo un aval de 20 millones de euros de mala muerte. Éste ha visto el panorama y no se quiere quedar sin su trozo de tarta murciana. Oye al Consejero Cruz hablar de miles de millones, a cuenta del patrocinio de alta velocidad, y piensa, que hay soga de donde estirar. Mientras, a la velocidad de bólidos de F-1, se incrementan las listas de parados en la Comunidad Autónoma de Murcia, pero ese no es un problema del Presidente Valcárcel, piensa él. Para cuadro supremo, la clase dirigente murciana, tiene uno del tamaño del Gernica de Picasso a la vista, me refiero al cacareado Estatuto de Castilla la Mancha, y las consecuencias que su aprobación pueden tener para el futuro del Trasvase Tajo-Segura. Ahí los quiero ver, a unos y a otros. Me dan igual las siglas y del pie que puedan cojear. Si son representantes de Murcia o de sus partidos políticos, si aflorara la hipocresía de uso común entre la clase, o se impondrá la coherencia que se ha venido predicando a cuenta del liquido elemento. Si se opta por el servilismo centrista a la hora de pronunciarse, y se defienden intereses políticos, antes que los intereses sociales de la tierra que les vio nacer – al margen de paracaidistas a dedo – El pueblo murciano tiene por delante y a corto plazo la oportunidad de, cual visitante museístico, y con el cuadro de la realidad suprema ante si, obrar en consecuencia, con la papeleta dentro del sobre al pie de la urna.
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