«La tierra no es de nadie es del viento»
Ayer cuando alguien en Copenhague pronunció la frase «La tierra no es de nadie es del viento», vino a mi memoria la conocida carta que en 1855 Sattle, jefe de la tribu Suwamish envía en contestación al entonces presidente de EE.UU, quien pretendía comprarle los territorios del noroeste estadounidense ocupados por aquella tribu de pieles rojas y recluirlos en una reserva, como finalmente ocurrió. Este indio acostumbrado a correr por las grandes praderas, asombrado por la pretensión del gran Jefe blanco le contesto en un texto lleno de encanto y lirismo propio de quien llevaba una vida en armonía con la madre tierra. Entre otras cosas le decía:
«¿Cómo se puede comprar o vender el cielo o el calor de la tierra? Esa es para nosotros una idea extraña.
Si nadie puede poseer la frescura del viento ni el fulgor del agua, ¿cómo es posible que usted se proponga comprarlos?»
La frase que ayer pronuncio Zapatero y hoy ocupa las portadas de los principales periódicos nacionales tiene la misma carga de profundidad y grandeza, el mismo lirismo que la escrita hace 160 años por aquel salvaje piel roja, sólo que en sus labios no posee ninguna credibilidad. Pues las pronuncia quien en un trocito de tierra que denominamos España, permite y consienten que los ríos se puedan bloquear, que la tierra que no conoce lindes ni fronteras se parcele en propiedades autonómicas donde las aguas que discurren, son suyas y no del vecino que linda unas leguas más abajo. Convendría que ya que se inspiró en esa carta no olvidase el párrafo que aquel piel roja llamado Sattle dedicaba a los rios
«Los ríos son nuestros hermanos, sacian nuestra sed. Los ríos cargan nuestras canoas y alimentan a nuestros niños. Si les vendemos nuestras tierras, ustedes deben recordar y enseñar a sus hijos que los ríos son nuestros hermanos, y los suyos también»
No puede tener credibilidad, quien aun cuando dice palabras hermosas, pide a los demás que hagan lo que el deja de hacer en el territorio que gobierna, pues quien eso dice en una conferencia que pretende reducir las emisiones de CO2 para preservar la tierra; da carta abierta a la explotación del carbón leones para la producción eléctrica. Un carbón de bajo poder calorífico, no rentable y el más contaminante para producir electricidad.
Yo recomendaría al Presidente leer la carta que inspira su discurso, de paso no estaría mal que repasara la pequeña obra de Antoine de Saint Exsupéry «El Principito», en ambos textos hay un mismo mensaje la tierra, el agua, el viento no son de nadie sí; pero pertenecen a quien los ama, los cuida, los conserva y los venera. Ud mi querido Presidente, de muestras de hacer eso, no digo ya con la tierra, sino con este trocito de ella en el que gobierna; y entonces creeré en las hermosas palabras que pronuncia. De lo contrario, pensaré que son jilipolleces vacuas.
Hombre Plácido, yo creo que en lo que se refiereal tema de los ríos haces una interpretación un poquito interesada o subjetiva si lo prefieres, del texto del jefe Seattle, ya que si nos fijamos en el texto completo, lo que este jefe viene a decir, es más o menos que dejen la naturaleza tal y como ésta. Y no creo yo que crear canales de hormigón para trasladar agua de un lado a otro deje la naturaleza intacta. "...la Tierra no pertenece al hombre, es el hombre el que pertenece a la tierra". Sin embargo, hoy en día nos creemos dioses con capacidad para crear ríos e islas artificiales.
ResponderEliminar"Sabemos que el hombre blanco no comprende nuestras costumbres. Para él una porción de tierra tiene el mismo significado que cualquier otra, pues es un forastero que llega en la noche y extrae de la tierra aquello que necesita. La tierra no es su hermana sino su enemiga, y cuando ya la conquistó, prosigue su camino. Deja atrás las tumbas de sus antepasados y no se preocupa. Roba de la tierra aquello que sería de sus hijos y no le importa."
Esa descripción se podría ajustar a lo que ha pasado en nuestra región. Pozos y suelos sobreexplotados y no precisamente para comer como hacían los indios, sino para sacar la máxima rentabilidad económica.
En resumidas cuentas estimado Plácido, que no creo que el gran jefe Seattle compartiera hoy en día las políticas mediombientales de ZP, pero desde luego, seguro que tampoco aprobaba la de los trasvases.
Un saludo.
¿Que la tierra no es de nadie.... es del viento?
ResponderEliminar¿Y entonces por qué a mi me cobran el IBI, catastro y demás impuestos?
Que los pague el viento, caramba... le voy a decir al recaudador cuando lo vuelva a ver.
Cuanta fantasia y nube rosa, Dios mio...(nunca mejor dicho, hablando de fantasias)