Hace ya seis años bajo el seudónimo de Legolas escribí en este blog varias entradas sobre las tipologías humanas y los nombres con los que el acerbo cultural jumillano las terminó bautizando. Especialmente hay una de ellas que desde siempre me obsesiona por su abundancia y fascina por el acierto con la que nuestros mayores la bautizaron, me refiero a los «Meabonicos».
Sobre estos personajes les recomiendo especialmente dos viejos artículos de febrero de 2009: En el primero de ellos,. "Meabonicos o culos de Mal asiento" cuento la necesidad que todo organismo social tiene de albergar cierto grado de anomia o conducta desviada que se sale de la norma; en el segundo, publicado publicado días mas tarde bajo el título de: Los «Meabonicos» y sus tipologías describía algunos de los subtipos que cabe clasificar en dicha tipología.
Por deformación profesional soy consciente que en toda sociedad se requiere y necesita todo tipo de tipologías humanas con sus conductas aun cuando estas resulten desviadas o pudieran parecernos contrarias al beneficio común. Todas las conductas, los caracteres de las personas, incluidas aquellas que, a primera vista, nos pueden parecer contrarias a los fines sociales, desviadas o anómicas cumplen alguna misión que contribuye a la adaptación y desarrollo de esa comunidad social. El problema estriba en que cuando alguna de estas conductas desviadas sobrepasa un determinado límite, comienza a convertirse no en necesaria sino en un obstáculo que impide a esa sociedad evolucionar y adaptarse a los retos que se le plantean.
En el caso de Jumilla es que tenemos un exceso de «Meabonicos», es decir, sobrepasamos el porcentaje necesario para que su presencia cumpla los fines y beneficios que aporta a la necesaria estabilidad social. Tal abundancia de «Meabonicos» con el comportamientos propio que les caracteriza: no comprometerse con ninguna causa, ni emitir una palabra más alta que otra por no molestar, sólo alagan o estiran chaquetas, son tan modosos, tan cumplidos que no tosen por no hacer ruido... que ha conseguido esclerotizar nuestra sociedad. La sociedad jumillana no es que sea conservadora, situada en el cauto y prevengo, es que está fosilizada, adormecida, anquilosada y ensimismada mirándose de continuo su bonito ombligo. Si esto es así, no le quepa duda alguna que se debe al exceso de «Meabonicos» que hay entre sus miembros.
Como el «Meabonico» vive empeñado constantemente en dejar limpia e intachable su inmaculada imagen, pone excesivo celo en evidenciar o criticar a cualquiera que se salga de su estrecho proceder o del canon más aceptado, consiguiendo al fin que otros muchos terminen adoptando su modélico proceder.
El «Meabonico» mea tan fino, tan recto, tan bien y bonito que no da lugar a que ninguna gota salga fuera del trasto. Bueno, yo creo que mean tan recto, bello y fino que por mear, ni mean siquiera. Por ello les será fácil entender el que uno que, tiene que mear sentado para no desparramar su micción, termine por tomarles algo de inquina.
Es bastante divertido y preciso ese calificativo de meabonico, aunque no creo que sea específico de Jumilla. Si parece dudoso, en Sociología, que haya caracteres nacionales, aún más dudosos me resultan los caracteres locales... Sin necesidad de irse más lejos, yo creo que España entera es meabonica: el voto rutinario y ovejuno, la escasa afiliación a los partidos políticos, la ausencia de iniciativas políticas y sociales, el horror a cualquier forma de participación colectiva que no sea el fútbol o la televisión basura...
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