«El monte en flor»
La mayoría de nuestros montes, por lo general, no son un primor de vegetación pues están castigados con la escasez de lluvia anual y carecen de un manto de suelo fértil. Si caminamos por ellos podemos ver como de la roca caliza desnuda aparecen atochas, someros, tomillos, jaras y un sin fin de matorral paupérrimo que cuesta entender como sobrevive en nuestros tórridos veranos.
En un post anterior les hablaba de la extraña floración de este año por su excepcional regalo pluviométrico; sin embargo ayer mismo caminando por alguno de nuestros montes pude observar que, el matorral que lo caracteriza está en una floración exuberante. Romeros, tomillos, jaras… todas las plantas que arraigan y sobreviven a éstas duras condiciones de nuestro medio natural, muestran estos días un vigor asombroso y nos regalan con sus pequeñas y diminutas notas de color en su floración.
Los asombroso, lo extraordinario es ver esta explosión de vida en condiciones tan extremas a nada que el cielo las obsequia un poco. Detrás de cada roca, debajo de una atocha, en cada rincón nos sorprende una nueva manifestación floral de delicados y sutiles colores, en medio de nuestro secarral suelo.
Les dejo unas muestras con el deseo de que las disfruten y, si pueden, no dejen de darse una vuelta por cualquiera de nuestros montes con el sentido puesto en estas pequeñas pero maravillosas cosas.
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