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Personajes entrañables 11 sept 2009 09:27 Placido Guardiola

«El fin de los tiempos»

Mi colega Bausán ha removido en el fondo de mis más profundos recuerdos agitando el poso que dejaron esos personajes entrañables de Jumilla. Ahora, con casi medio siglo de vida a mis espaldas, tengo la sensación de que los hemos perdido a todos, quedando sólo en nuestra memoria su recuerdo. Al tiempo que miro en rededor y me pregunto ¿qué pasa, ahora ya no hay? Es, como si realmente, el fin de la historia los hubiera barrido de nuestra existencia.
Tengo un amigo que sostiene que Jumilla dejó de ser lo que era el día que cerraron el bar restaurante D. Pedro, según él ese día murió para siempre la movida jumillana, la vida bohemia y las tertulias infames. Es posible, pero yo añadiría algunos locales más como El Sota, Café Moderno, el Central, El Molinero y para remate la muerte de Vitoriano y el cierre del kiosco de Teo. Ni siquiera El Pipa es lo que fue, un punto de encuentro para el trato y negocio. Será, sin duda, el signo de los tiempos que nos ha tocado vivir, por eso quiero contar a vuelapluma algunos recuerdos de algunos de aquellos personajes que en este instante me vienen a la memoria.
«Pepito Pancholi» caminaba por la calle cuando un conocido se le acerca y le dice: ¿Has hablado con el Caudillo hoy Pepito? Este, ni corto ni perezoso, hace el ademán de coger el teléfono emitiendo un rig,rig,rig … Un instante después, tras espetarle a su supuesto interlocutor un ¡Hola mi general! se pone a contarle los chismes y vericuetos cotidianos de la vida jumillana de entonces. Un diálogo Kafkiano donde los haya, del que sólo se escuchaba la parte de Pancholi, al terminar, el caminante le pregunta: ¿Pero qué te ha dicho el Caudillo? Pancholi, sin inmutarse, le dice: Que todo lo va a arreglar porque se lo he pedido yo. ¿Alcanzan a imaginan hoy a Pancholi llamando por teléfono a ZP?.
«Vitoriano» estaba un día enfadado porque tras el arreglo del Teatro Vico, el ayuntamiento había colocado delante de la acera unos grandes maceteros, estos cubrían la parte delantera de su fachada impidiendo colocar las mesas que Vitoriano solía poner en ese lugar a modo de terraza. Su enfado, era patente en su rostro tras la barra, por lo que le pregunté acerca de su estado y esto me contesto: "Mira como sabes, mi enfermedad es cosa muy mala, por tanto, le he pedido a mi familia que cuando me muera me incineren y luego arrojen las cenizas a esos maceteros. ¡A ver si los torro!”.
«Picolla»
y yo debatíamos animadamente sobre la homosexualidad, su condición y el trato social que a ésta se le da, cuando en un argumento final y demoledor, me dijo “Mira, sabes lo que te digo Plácido, que de tu bando al mío se pasan muchos, muchísimos, te sorprendería saber cuantos; pero del mío al tuyo ninguno”
«El Nato»
iba dando tumbos de un lado a otro de la cera, un grupo de crios entre los que me encontraba andábamos tras él con la murga aquella de ¿Nato el agua pa quién? Él con sorna paciente respondía: “pa los patos hijos, pa los patos” El coro infantil insistia: ¿Y el vino? “Par Nato” respondía. En esas estábamos, cuando se pega el trompazo padre y cae al suelo haciéndose una brecha en la cara. Una vecina acude en su ayuda y saca un frasco con alcohol que arroja en su herida para desinfectarla. El Nato murmura “¡Cielo santo, hija mía, que desperdicio tirar así el alcohol!”

3 comentarios :

  1. Hola Plácido, tengo 30 años y sin haber conocido el esplendor de todos esos sitios que mencionas, tengo añoranza de ellos. Si paseas por Madrid todavía puedes entrar a muchos sitios "anclados" en el pasado y poder disfrutar de una sensación especial por algo que no cambia, echo de menos eso en Jumilla, ojalá no lo hubieramos perdido.
    Respecto a los personajes de familia, estaría muy bien un libro con sus anécdotas, lo tendríamos en muchas casas y con mucho cariño, seguro.
    Un saludo.

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  2. Tambien hay que recordar a José Guardiola (el zorro),que actuó en peliculas y series españolas.Y lo que mas me gusta personalmente es que puso la voz a Humphrey Bogart en todas sus peliculas,incluida la inolvidable Casablanca.

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  3. LLevas razón estimado amigo, a José Guardiola, Al Trini, a Fina la cabricas... A tantos otros, que habrá que recopilar notas para un próximo artículo.

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